Anatomia y protocolo TC páncreas
El diagnóstico del páncreas por imagen es un desafío por su localización anatómica en el retroperitoneo y su complicada relación con los principales vasos sanguíneos y el intestino.
La tomografía computarizada (TC) ha sido la técnica inicial de elección para evaluar la patología del páncreas. Las mejorías en la tecnología de la TC de los últimos 10 años, con una rápida adquisición de imágenes y una mejor resolución espacial, han aumentado la precisión de la TC en la detección y caracterización de las lesiones pancreáticas.
Las imágenes axiales de la TC no son suficientes para mostrar la compleja anatomía del páncreas, y obligan a obtener imágenes multifásicas y multiplanares de este órgano. La resonancia magnética (RM) tiene una ventaja respecto a la TC de un detector o tomografía computarizada axil en la obtención de imágenes del páncreas, por su capacidad multiplanar y la rápida adquisición de imágenes dinámicas seriadas después de la administración de gadolinio intravenoso. La introducción de la TC multidetector (TCMD) a finales de 1990 ha reducido estas ventajas de la RM sobre la TC.
Se puede realizar una tomografía computarizada del páncreas cuando otros tipos de exámenes no arrojan resultados (exámenes físicos o radiológicos) concluyentes para evaluar el páncreas y determinar:
- Presencia de tumores y otras lesiones
- Sangrado
- Infecciones
- Abscesos
- Dolor abdominal sin causa aparente
- Obstrucciones
Descripción anatómica
El páncreas se localiza en posición transversal en la parte alta del abdomen detrás del estómago. Posee varios conductos:
El conducto pancreático principal (conducto de Wirsung)- Se inicia en la cola del páncreas y continúa hacia la derecha entre los bordes superior e inferior del páncreas. En la cabeza del páncreas el conducto principal gira hacia abajo y se une al colédoco a nivel de la papila de Vater.
El conducto menor (de Santorini) está en la cabeza de la glándula en un plano ventral, sitio quirúrgicamente más vulnerable que el de Wirsung.
Anatomía del Páncreas
Protocolo de exploración para TC helicoidal multiplanar.
Los pacientes beben aproximadamente de 500 a 1.000 ml de agua una hora antes del examen.
Justo antes del examen se administran de 300 a 500 ml de agua oral, en vez de un medio de contraste radiopaco, por vía oral para detectar mejor los cálculos del colédoco en la pancreatitis aguda y definir la anatomía. El agua también facilita la obtención de imágenes multiplanares de los vasos peripancreáticos.
Colocar al paciente en decúbito lateral derecho antes del examen mejora la distensión duodenal y permite evaluar mejor la anatomía.
Tomograma: Se comienza realizando un examen sin realce desde el nivel del diafragma hasta la cresta ilíaca con cortes de 5 mm de grosor con incrementos de 5 mm. El examen sin realce muestra cálculos del colédoco, calcificaciones pancreáticas y hemorragia. También permite observar la extensión craneocaudal del páncreas para planificar el examen realzado con contraste.
Posteriormente se inyectan de 100 a 150 ml de un medio de contraste no iónico (300 mg de yodo/ml) a una velocidad de 4 ml por segundo con un inyector de potencia. El examen realzado con contraste se obtiene en las fases pancreática y venosa portal, ya que en estas dos fases se evalúan completamente el parénquima pancreático, los vasos peripancreáticos y el hígado. La fase arterial sólo se necesita en caso de angiografía TC.
En la fase pancreática se obtienen imágenes del páncreas desde el nivel del tronco celíaco hasta la tercera porción del duodeno en intervalos de 35-40 segundos tras el inicio del contraste con un pequeño campo de visión (20-25 cm), una colimación de 1,25 mm y un pitch de 1,5. Las imágenes de la fase pancreática se reconstruyen a intervalos de 0,5 mm.
En la fase pancreática se produce un realce máximo no sólo del parénquima pancreático sino también de las arterias peripancreáticas.
La fase venosa portal empieza de 60 a 70 segundos después de la inyección de contraste y se extiende desde las cúpulas del diafragma hasta las crestas ilíacas. Las imágenes se adquieren con un gran campo de visión, una colimación de 2,5 mm y un pitch de 1,5. La técnica puede variar según el número de detectores y su configuración.
En la fase venosa portal se produce un realce óptimo del parénquima hepático y de las venas mesentéricas superior y porta.
Al evaluar una pancreatitis aguda, es suficiente obtener imágenes no realzadas y poscontraste en la fase venosa portal.