¿Cuál es la relación entre enfermedades crónicas, alimentación y nutrición?
Los hábitos se adquieren en la infancia
La alimentación, junto con otros factores como la actividad física y el consumo de tabaco, puede afectar a la salud de por vida.
- Los retrasos en el crecimiento intrauterino y de la infancia temprana pueden aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación en etapas posteriores de la vida. La lactancia puede disminuir el riesgo de padecer obesidad más tarde. Por el contrario, los sustitutos de la leche materna (preparados para biberón) podrían aumentar el riesgo de padecer diversas enfermedades crónicas.
- Adoptar determinados hábitos durante la infancia y la adolescencia, por ejemplo llevar una alimentación poco saludable y hacer poco ejercicio, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y obesidad.
- La mayoría de las enfermedades crónicas aparecen en la edad adulta. Por lo tanto, se trata de una etapa de gran importancia a la hora de reducir factores de riesgo como el tabaco, el sobrepeso y la obesidad, la falta de ejercicio, el colesterol, la hipertensión y el consumo de alcohol.
- La mayoría de las enfermedades crónicas se producen en mayores de 60 años.
- Las personas de todas las edades deberían mantener una alimentación saludable, vigilar su peso y hacer ejercicio, ya que el riesgo de padecer enfermedades crónicas se puede reducir a cualquier edad.
- Los factores de riesgo individuales pueden combinarse con el tiempo para dar lugar a un mayor riesgo global de padecer enfermedades crónicas. Una alimentación poco saludable y determinados hábitos, como abusar de la televisión (lo que conlleva una baja actividad física), aumentan el riesgo de padecer enfermedades en la edad adulta temprana.
- Algunas personas son más propensas a padecer enfermedades crónicas por factores genéticos.
- El estilo de vida ideal para mantener una buena salud aúna actividad física, alimentación variada e interacción social. Muchos casos de enfermedades coronarias, diabetes y cáncer podrían evitarse probablemente si se tomaran medidas a lo largo de la vida para reducir los factores de riesgo.